Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

sábado, 1 de mayo de 2010

23) En clave de amor

En clave de amor.

Manu Rodríguez. Desde Europa (01/05/10).


*


*El amor es deseo sublimado. Lo sublime del deseo –del ardiente, del vehemente deseo. Es un deseo que se transforma en amor en cuanto aparece la contra-figura, el contramor.
*Haz crecer este amor mío, amada, correspóndele. Aviva este fuego. Mutuamente se enardecen los enamorados.
Yo en ti, tú en mí; yo para ti, tú para mí. No hay dicha comparable a la de los enamorados. Aquellos que mutuamente se tienen. Aquellos que con el mismo amor se aman.
Amor, palpable fluido que producen los amantes, que circula entre los amantes, que los amantes se pasan entre sí; en sus miradas, en sus palabras, en sus besos. Néctar, ambrosía.
Los alegres enamorados. Mutuamente se reconocen, mutuamente se atraen. Mutuamente se afirman. Es lo óptimo.
La alegría del encuentro, del abrazo, del beso, de la cópula.
Ese momento. El momento en que nos tengamos entre nuestros brazos, entre nuestras piernas, entre nuestros sexos, entre nuestros labios… Trabados, encajados, fundidos.
¡Oh, mujer, di que sí! Di que me quieres, que me deseas, que me necesitas; que necesitas mi presencia, mi mirada, mi voz. Como yo te necesito a ti, como yo necesito de ti. Di, conmigo, que nos necesitamos. Para respirar, para vivir.
*Mutuamente se respetan los amantes. Se dignifican. Se afirman. Se sobre-elevan (se ponen por las nubes). Es un sentimiento que sublima, que modifica la naturaleza de los amantes, o la saca a la luz. Tiene efectos espirituales, psicológicos, conductuales. Visibles. Efectos positivos, creativos, constructivos. Dan ganas de florecer, de estallar.
*¿Qué no se hace por amor? Se diría que es el padre de la reflexión, de la poesía, del ingenio aplicado… de la ternura, de la sociabilidad, de la amabilidad, de la bondad-bella-de-ver.
“Por amor se retrae la garra y se reviste de suavidad y flores…” (Hernández).
¿Qué no le debemos al amor? ¿Qué hay de bueno, y de bello, y de sublime, entre nosotros, que no se deba al amor?
La experiencia amorosa es la experiencia sublime, y tanto más cuando es compartida, a dos, bilateral. Los amantes correspondidos. Los afortunados. Los elegidos. Los felices, los bienaventurados.
El desánimo, el desaliento. Las continuas y reiteradas frustraciones. Los no correspondidos son legión. Los frustrados, los rotos, los descompuestos enamorados. Los abandonados. El amor no correspondido es lo más triste de ver, lo más triste de vivir. La soledad de amor.
*Una compañera que esté conmigo en el amor y en el odio. Que sigamos el mismo camino. Unir fuerzas semejantes. Suma de fuerzas. En la misma dirección. Alguien con quien proyectar y construir. Una amiga, una amante, y una esposa.
*La posesión está implícita en el deseo de amor; la mutua posesión. Yo quiero que nos tengamos entre nuestros brazos; quiero un amor cumplido. Un amor que mirar, que tocar, que oler, que besar, que abrazar… Un amor que te mira, te huele, te toca, te besa, te abraza…
La mística del amor consiste en amar y en ser amado. La gloria, el cielo de los enamorados. El mutuo amor.
*El cortejo se inicia con la mirada. Uno de los dos comienza la ronda. Si la otra parte no responde, el cortejo queda en nada.
La ronda de las miradas, de las palabras, de los roces suaves. El acercamiento sublime de dos que se quieren, que se necesitan, que se desean. El ritual de cortejo. Las respuestas de la amada. Toda esa felicidad y esa alegría que me están siendo diferidas.
*¿Se me cumplirá, al final, el amor? ¿Puedo confiar, puedo esperar? Debo frenar este ímpetu mío; esta máquina de sublimar que se pone en marcha a la menor oportunidad.
No desataré ni echaré a volar este amor mío. No sin tu consentimiento. Tú has de ser quien lo libere y suelte. Con tu mirada, con tus palabras, con tus gestos. No irá muy lejos. Se quedará a tu lado.
*Quizás resulte que nadie escoge el amor. No parece que se pueda decir: ‘me enamoraré de esa, o de ese’. El amor nos sobreviene. Sobreviene a quien le busca y le espera, claro está. A los que están alertas. A los que esperan. Hay una predisposición a amar. Se dispone de un capital de amor, se diría. Cuando aparece la contra-figura, todo ese capital se deposita en ella/él. Todo nuestro amor se vuelca en la persona amada.
*Las ceremonias de aproximación. Cada día se tiene que dar un avance entre los enamorados. La ronda debe progresar; la esperanza y la confianza de los amantes deben ir en aumento. Los signos se deben multiplicar. Signos dirigidos a esperanzar y a calmar a los amantes, a darles confianza. Que no desesperen, que no lo dejen.
Si este amor se me cumpliera, creo que me volvería loco. (Si no lo estoy ya).
Todo es triste aquí. Mi incertidumbre. Mi necesidad. Mi anhelo.
*No puedo proyectar, no puedo imaginar, no puedo seguir. Necesito más signos. El plácet. Proseguir en este camino de los amantes, en esta subida, en esta ascensión. Ambos.
*Los amores correspondidos fortalecen a los amantes. Se tiene amor. Es más que suficiente. Los amantes correspondidos caminan con paso firme y seguro. Es la plenitud. Se tienen a sí mismos, ¿qué más pueden desear? Libres, además, de los temores y anhelos del que nada sabe.
El amor recibido embellece, mejora nuestro aspecto. Hay lozanía, esplendor. Tú estás más hermosa cada día.
*
*Te quiero, Alba. Te querré mientras viva. Tú, únicamente, eres la inspiradora y la destinataria de todo lo que escribo. Es por ti y para ti. Si estos escritos míos no llegaran, o no hubiera visos de que pudieran llegar a tus manos, serían como nada.
Si sigo escribiendo es porque confío en que algún día los leerás.
*Los seguidores del blog que puse en circulación están confundidos conmigo; está claro que no lo han leído. Si lo hubieran hecho, como recomiendo, ahora no contaría con ninguno. Nadie, pues, se ha percatado de la perspectiva, del lugar desde el cual hablo. Y la amada no da señas. Balance negativo. Estoy más que solo. De seguir así las cosas no podría ser un fracaso más rotundo.
He difundido este logos simbólico mío, como debía. No me queda sino esperar. Algún soplo divino hará que llegue a conocimiento de la que más quiero. Aguardaré la respuesta de la bella.
*
Hasta la vista, amor
Manu

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